¿Te estás cambiando? Esto es lo primero que deberías guardar (y lo último también)

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Cuando se viene una mudanza, todo parece urgente. Todo hay que embalar. Todo es importante. Pero si partes guardando lo que no corresponde (como el abrelatas que vas a necesitar al día siguiente o los documentos que tenías que firmar), la experiencia puede volverse un verdadero caos.

El orden en que guardas tus cosas puede marcar la diferencia entre una mudanza fluida y una pesadilla. Así que si estás a punto de cambiarte, esto es lo que deberías guardar primero… y también lo último.

Lo primero que deberías guardar (sí o sí)

Estas son las cosas que no vas a usar durante los próximos días, por lo tanto pueden ir directo a las cajas desde ya:

1. Decoración y adornos

Cuadros, velas, figuras, plantas artificiales, floreros. No cumplen una función esencial y solo estorban durante el proceso.

2. Ropa de otra temporada

Si estás en marzo y todavía tienes polerones pesados o trajes de baño flotando por ahí, ya sabes qué hacer. Esa ropa puede ir embalada sin culpa.

3. Libros, revistas y papelería no urgente

Salvo que estés terminando una tesis o preparando un examen, puedes guardar ya los libros de lectura, los álbumes y cualquier papel no esencial.

4. Loza o utensilios que no usas a diario

Copas, fuentes grandes, moldes de repostería. Todo lo que no forma parte del “kit de supervivencia” de la cocina.

5. Electrodomésticos poco usados

Procesadora, exprimidor, waflera, yogurtera. Si no lo usaste esta semana, probablemente no lo necesites la próxima.

6. Objetos de bodega o almacenamiento

Cosas como árboles de Navidad, herramientas que no usas todos los días o mochilas de camping. Todo eso puede embalarse con tiempo y calma.

Lo que debes dejar para el final

Estas son las cosas que necesitas hasta el último momento o que vas a ocupar apenas llegues al nuevo lugar. Dejalas para el cierre.

1. Artículos de uso diario

Ropa interior, zapatos, útiles de aseo, cargadores, medicamentos, documentos personales. Mejor aún si van en una mochila o bolso personal.

2. Kit de cocina básica

Un par de platos, vasos, cubiertos, una sartén, un cuchillo, el hervidor o cafetera si la necesitas. Y, por supuesto, sal, aceite y lo mínimo para no colapsar.

3. Ropa para los próximos días

Guarda aparte lo que vas a usar la semana del cambio. Una mini cápsula de vestuario para no tener que revolver cajas buscando una polera decente.

4. Artículos de limpieza

Te van a servir antes de salir del lugar actual y cuando llegues al nuevo. Deja fuera escoba, trapo, limpiador multiuso, bolsas de basura y papel higiénico.

5. Caja de “primeros auxilios de mudanza”

No médica, pero igual de importante: tijeras, cinta adhesiva, marcador, bolsas extra, snacks, agua, documentos importantes y alguna herramienta básica.

Una mudanza más inteligente empieza con priorizar

Empacar no es solo meter cosas en cajas. Es tomar decisiones. Y si esas decisiones se toman bien desde el principio, todo lo que viene después se vuelve mucho más manejable.

Guardar primero lo que no usas y dejar para el final lo esencial es una de las claves más simples y efectivas para sobrevivir a una mudanza sin enloquecer.